Y su señor se levantó por la mañana y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino, considerando la idea de recuperar para siempre a su concubina como completamente desesperada en este antro de iniquidad; y he aquí, la mujer, su concubina, estaba caída a la puerta de la casa, y sus manos estaban en el umbral, sus brazos extendidos, como pidiendo ayuda.

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