Y el sacerdote lo mirará de nuevo el séptimo día; y he aquí, si la plaga es algo oscura, si la piel de la mancha ha recuperado su color normal y la plaga no se ha extendido sobre la piel, el sacerdote lo declarará limpio; no es más que una costra, una erupción inofensiva de la piel; y lavará su ropa y quedará limpio, porque la mera sospecha ha traído una mancha sobre esa persona, que se eliminaría observando los preceptos de la limpieza.

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