Pero si no los lava, ni se baña la carne, cargará con su iniquidad. El que comía tal comida estaba contaminado, y el que lo tocaba, contaminado. La intención del Señor era tener la pureza interior del corazón simbolizada por una estricta limpieza levítica exterior, así como espera que los cristianos den evidencia de sus corazones regenerados en la santidad de sus vidas.

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