Guardaréis mis sábados, como los días establecen una parte para su adoración especial, y reverenciaréis mi santuario, estaréis asombrados del lugar donde el santo Dios se reveló a ellos. Yo soy el Señor. Estos dos versículos, que contienen sustancialmente toda la Ley de Dios aplicada a los judíos en particular, sirven admirablemente como base de las siguientes promesas y advertencias.

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