Y el fuego del altar arderá en él; no se apagará, aun cuando no haya sacrificios para quemar; y el sacerdote quemará leña en él todas las mañanas, levantará un fuego grande y resplandeciente con las ascuas que habían mantenido encendido el fuego durante la noche, y pondrá sobre él el holocausto en orden; y arderá allí sobre la grasa de las ofrendas de paz, Levítico 3.

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