Esta es la ofrenda de Aarón y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día en que sea ungido, cuando sea ordenado e investido en el cargo, siendo su sacrificio diario: la décima parte de un efa de flor de harina para ofrenda perpetua, la mitad por la mañana y la mitad por la noche; era la oblación diaria del sumo sacerdote para mantener su comunión con Dios.

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