Entonces Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas que mandó Jehová por mano de Moisés. Siete días pasaron en santa reclusión en el patio, siete días trajeron los sacrificios señalados y vivieron del sacrificio de consagración; lo que quedaba de él no lo dedicaban al uso común o profano, sino que se ocupaban de quemarlo. Durante siete días celebraron la fiesta santa, la vigilia de Jehová, en el patio del tabernáculo, bajo pena de muerte. Moisés hizo particularmente prominente la fuerza simbólica de este reloj divino: era el mandamiento expreso de Jehová.

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