Además, los porteros, Akkub, Talmon y sus hermanos que guardaban las puertas, a cargo de las diversas entradas al Templo, eran ciento setenta y dos. Estos eran residentes permanentes de Jerusalén, porque siempre estaban de servicio en el Templo. Al igual que estas personas, todos los que participan en la obra de la Iglesia deben tener siempre presente el gran honor que les corresponde en virtud de su posición.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad