También sacudí mi regazo, el pecho de su prenda exterior, que se usaba como bolsillo, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpla esta promesa; aun así será sacudido y vaciado. Fue un acto simbólico, también utilizado por el apóstol Pablo en un momento posterior, Hechos 18:6 , y similar al de sacudir el polvo de las vestiduras y los pies en el tiempo de Jesús.

Y toda la congregación dijo: Amén, manifestando su total acuerdo con los sentimientos expresados ​​por Nehemías, y alabó al Señor. Y la gente hizo de acuerdo con esta promesa, estuvo a la altura de su acuerdo solemne, como Nehemías observa cuidadosamente. Si se encuentran condiciones similares en una congregación cristiana, si los miembros más ricos olvidan sus deberes de amor y misericordia para con sus hermanos más pobres, la Palabra de Dios debe aplicarse con el énfasis requerido por la ocasión hasta que se corrija el mal.

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