Y algunos a la cabeza de los padres dieron a la obra, a saber, la de restaurar el templo y embellecer su adoración. El Tirsatha, en este caso aparentemente el mismo Nehemías, dio al tesoro mil drenes de oro, es decir, de la danza persa, que eran el dinero legal del reino, cincuenta cuencos, quinientas treinta vestiduras sacerdotales.

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