Sin embargo, por muchos años los dejaste, extendiendo su paciencia y misericordia hacia ellos, y testificaste contra ellos, amonestándolos una y otra vez, por tu Espíritu en tus profetas. Sin embargo, no escucharon; Por tanto, los entregaste en manos de la gente de la tierra, permitiendo que los reyes de las naciones los llevaran al destierro.

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