Si el Señor se agrada de nosotros, nos llevará a esta tierra y nos la dará, una tierra que fluye leche y miel. Tenían tantas evidencias de la gracia y misericordia de Dios en el cumplimiento de sus promesas que incluso una duda implícita de su incapacidad para ayudarlos a vencer a los enemigos era un insulto a su majestad.

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