y el sacerdote tomará madera de cedro, que era un símbolo de la fuerza inagotable de la vida, e hisopo, al que se le atribuyeron propiedades purificadoras, y escarlata, que tipificaba el poder intensivo de la vida, y lo arrojará en medio de la quema de la novilla, para hacer que las cenizas representen todo lo que estaba lleno de la más alta vida y fuerza, la esencia misma del poder indestructivo.

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