Y el Señor dijo a Moisés: No le temas; porque lo he entregado en tu mano ya todo su pueblo y su tierra; y harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. Con esta gloriosa promesa de Dios de fortalecerlos, los hijos de Israel salieron a la batalla, un ejército invencible.

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