y un macho cabrío para expiación; además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación. Los sacrificios especiales de esta fiesta, que la estamparon como fiesta de la mayor alegría, consistieron así en el doble de carneros y corderos para cada uno de los siete días, y en un total de setenta bueyes, distribuyéndose el número a partir de trece y para terminar con siete. Todo esto distingue a la Fiesta de los Tabernáculos en el año como uno en el que el corazón de la gente se llenó de la mayor alegría y gratitud, al igual que todas las demás ceremonias expresaron el mismo pensamiento.

Levítico 23:34 ; Levítico 23:39 . El octavo día, como conclusión del ciclo de festivales, se colocó a la altura de los demás festivales.

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