Por tanto, no contaminaréis la tierra en que os encontráis perdonando la vida de un asesino, debido a un sentimiento falso o la aceptación de dinero de soborno; porque la sangre contamina la tierra, es decir, la que se derrama con homicidio voluntario; y la tierra no puede ser limpiada de la sangre que se derrama en ella, sino por la sangre del que la derramó, Génesis 9:6 ; sólo por esta expiación se satisface la justicia de Dios.

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