y para sacrificio de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahira, hijo de Enan. De modo que todas las tribus de los hijos de Israel estaban igualmente representadas en estos sacrificios y regalos de iniciación, tanto en su número como en su valor. Todos tenían una participación igual en el altar y un interés igual en los sacrificios que se ofrecían sobre él.

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