v. 13. Los labios justos son el deleite de los reyes, a los verdaderos soberanos les agrada tener entre sus consejeros hombres que declaren francamente la verdad en rectitud; y aman al que habla bien, es decir, si ellos mismos son hombres temerosos de Dios, preferirán tener tales hombres entre sus consejeros.

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