Mejor es el pobre que anda en rectitud, en integridad de vida, conforme a la santa voluntad de Dios, que el de perversos caminos, andando por caminos torcidos, de conducta ya sea hipócrita o francamente inicua, aunque sea rico, porque la posesión de riquezas no perdonará la maldad. Cf Proverbios 19:1 .

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