Porque mi vida está gastada, consumida, devorada por el dolor, y mis años por el suspiro; mi fuerza se acaba por mi iniquidad, por el sufrimiento que, como castigo, siguió a su transgresión, y mis huesos están consumidos, consumidos por el miedo y el pavor. Note que David, y todos los creyentes con él, consideran su pecado como la verdadera causa de sus problemas.

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