Alégrate en el Señor y regocíjate, justos, porque la gracia de Dios que han experimentado es motivo de gozo continuo; y griten de gozo todos los rectos de corazón, dando gracias al Señor por todas las bendiciones de su favor y compasión, como se muestra en el perdón de los pecados. Así, toda la vida de los creyentes se gasta en agradecer al Señor por su gracia y misericordia, en humilde preparación para el gozo eterno en el cielo.

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