Entonces la tierra dará su fruto, de hecho, ha producido su fruto, en la persona del Redentor con la plenitud de Su salvación, comunicada a los hombres por Su gobierno de gracia; y Dios, nuestro propio Dios, verdaderamente nuestro en virtud del hecho de que somos Sus hijos por la fe en Cristo Jesús, nos bendecirá con todas las maravillosas bendiciones espirituales en los lugares celestiales en nuestro Salvador.

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