Oh, sacianos temprano con Tu misericordia, siendo Su gracia su primer alimento al romper el alba, y siendo suplida en toda rica plenitud, para que podamos regocijarnos y alegrarnos todos nuestros días; porque la felicidad que trae la seguridad de la gracia de Dios es un placer duradero, y su feliz exceso y su sano exceso satisfacen y estimulan el deseo.

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