Ellos, a diferencia de las plantas ordinarias, todavía darán fruto en la vejez, su vitalidad espiritual no disminuirá a pesar de las muchas vicisitudes de la vida, porque el recuerdo de las obras de justicia y gracia de Dios está destinado a renovar su fuerza día a día; serán gordos, llenos de fuerza y ​​vigor, y florecientes, dando flores y frutos espirituales;

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