Y sucederá en ese día que los profetas, los que todavía afirman que poseen el poder de profetizar, se avergonzarán de cada uno de sus visiones cuando profetice; ni llevarán un vestido tosco, a la manera de Elías y de Juan el Bautista, para engañar, para impresionar a los hombres con su condición de profetas, tal como los hombres hoy en día afectan la vestimenta, el habla y los modales de ciertas profesiones para hacer una impresión;

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