Este será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Es un hecho confirmado por la historia y la experiencia que los enemigos del Señor, al oponerse a Su Iglesia y negarse a aceptar Su Palabra, se atrincheran detrás de un muro de su propia necedad y se excluyen de las más altas bendiciones espirituales. Mientras tanto, el Señor está edificando Su Iglesia a un estado de gloriosa perfección.

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