La conciencia de David de la verdadera fuerza del reino se manifiesta en su ansiedad por el Arca de Dios. Esto había sido en Quiriat-jearim y se había descuidado durante muchos años. Ahora se dispuso a llevarlo entre el pueblo como reconocimiento de la relación de la nación con Jehová.

En relación con esta acción, un evento terrible le enseñó a David una lección de profunda solemnidad. Si se va a restaurar el orden de Dios, debe hacerse a Su manera. El largo descuido del Arca parecería haber hecho que estos hombres no estuvieran familiarizados con todas las regulaciones particulares para su remoción, lo que intentaron con un dispositivo propio. La muerte rápida del hombre que extendió una mano para salvar el arca fue evidencia a la vez de la presencia de Dios entre el pueblo y de la necesidad de una perfecta conformidad con sus instrucciones más minuciosas. David estaba a la vez enojado y asustado. Todo el movimiento se detuvo y el Arca fue llevada como refugio a la casa de Obed- edom.

De manera más gráfica, esta historia establece una verdad que el pueblo de Dios nunca debe perder de vista, que el celo por Él debe ser de acuerdo con el conocimiento. Cuando se hacen arreglos divinos para los métodos de adoración y servicio, no se debe permitir que ninguna circunstancia sea una excusa para cambiar esos métodos.

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