Aquí tenemos una foto de Saúl, con una parte del ejército a su alrededor, permaneciendo inactivo en Guibeá. Su hijo Jonatán se puso en acción por su sentido de la degradación de su pueblo, y su convicción de la fuerza de Jehová, hizo un ataque notable contra el enemigo, que salió primero en la matanza de veinte hombres. Esta repentina arremetida contra los filisteos de una manera tan inesperada produjo pánico en todas sus huestes. Como resultado de esto, Saúl y el resto de la gente que había estado escondida salieron a la derrota de los filisteos.

Fue en medio de todo esto que nuevamente la debilidad de Saúl se manifestó al hacer un juramento imprudente de que ningún hombre debería quedarse a comer. Este juramento resultó en el debilitamiento del pueblo, de modo que no pudieron lograr una victoria tan grande como podrían haberlo hecho.

El efecto más terrible fue que puso en peligro la vida de Jonatán y provocó que la gente misma pecara de hambre.

Quizás uno de los hechos más interesantes en relación con esta historia es la acción de la gente mediante la cual Jonathan fue rescatado del peligro que lo amenazaba como consecuencia del temerario juramento de su padre. Parecería que, en la conciencia general del verdadero significado y valor del voto, hubieran avanzado considerablemente desde los días de Jefté.

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