Ahora sucedió. - Como en fuerte contraste con Saúl - quien en Gilgal descartó abiertamente la ayuda sobrenatural prometida por Samuel, mostrando claramente por su conducta en esa ocasión memorable que apenas creía en la parte que el Rey invisible había desempeñado en la historia del pueblo. - La acción de Jonatán en Micmas, que condujo a la derrota del ejército filisteo, se relata con cierto detalle.

Jonathan era el guerrero típico de esa época salvaje y aventurera: valiente, caballeresco y generoso, que evidentemente poseía una gran fuerza y ​​una habilidad inusual en todos los ejercicios bélicos. Estaba animado por una fe intensa en la voluntad y el poder del Eterno para ayudar a Israel. Esta poderosa fe en la presencia eterna del Dios que eligió a Israel, fue la fuente principal del poder victorioso de todos los grandes héroes hebreos, de hombres como Josué y Gedeón, Barac y Sansón. David, el más grande de todos, como veremos, poseía este sublime espíritu de fe en un grado preeminente. Pero al rey Saúl le faltaba por completo; de ahí su rechazo.

El corazón del joven príncipe ardía dentro de él por la degradación que la ocupación filistea trajo sobre el pueblo. Su padre era demasiado prudente para entablar batalla con sus propias fuerzas débiles y desorganizadas, por lo que Jonatán decidió, con la ayuda del Divino Amigo de Israel, asestar un golpe a estos enemigos insolentes. En cualquier otra circunstancia, sin la conciencia de una ayuda sobrenatural, intentar semejante hazaña con las armas habría sido una locura; pero Jonatán tenía la convicción interior de que un Brazo invisible sostendría un escudo ante él. Es notable que nunca le comunicó su desesperado propósito a su padre, Saúl.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad