El problema era que Roboam "abandonó la ley del Señor". El azote vino en la persona del antiguo enemigo de Israel, el rey de Egipto. La paciencia de Dios se manifiesta siempre en su trato con su pueblo. El arrepentimiento de Roboam produjo, como siempre, una suspensión del juicio. Sin embargo, el reino de Judá pasó bajo el yugo de Egipto. Sin embargo, Judá se salvó de la destrucción total, no principalmente por causa del rey, ni en respuesta a su arrepentimiento, sino porque "en Judá se hallaron cosas buenas".

Los juicios de Dios siempre se caracterizan por una fina discriminación. Él nunca destruye al justo con el malvado. La imagen de la sustitución de oro por bronce por Roboam es indeciblemente patética. Sin embargo, ¿cuántas veces el pueblo de Jehová se disfraza en medio de imitaciones porque ha perdido las cosas de oro puro a causa de la infidelidad y el pecado?

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