Deuteronomio 15:1-23

1 “Cada siete años harás remisión.

2 En esto consiste la remisión: Todo aquel que dio un préstamo con el cual obligó a su prójimo, perdonará a su deudor. No lo exigirá de su prójimo o de su hermano, porque habrá sido proclamada la remisión del SEÑOR.

3 De un extranjero podrás exigir el reintegro, pero lo que tu hermano tenga de ti desistirás de cobrarlo.

4 Sin embargo, no debe haber necesitado en medio de ti, porque el SEÑOR te bendecirá con abundancia en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da por heredad para que tomes posesión de ella.

5 Solo que escuches de veras la voz del SEÑOR tu Dios, para guardar y cumplir todo este mandamiento que yo te mando hoy.

6 Ciertamente el SEÑOR tu Dios te bendecirá, como te ha prometido. Darás prestado a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado. Te enseñorearás de muchas naciones, pero ellas no se enseñorearán de ti.

7 “Cuando uno de tus hermanos esté necesitado en alguna de tus ciudades en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni le cerrarás tu mano a tu hermano necesitado.

8 Le abrirás tu mano con liberalidad, y sin falta le prestarás lo que necesite.

9 “Guárdate de que no haya en tu corazón pensamiento perverso, para decir: ‘Está cerca el año séptimo, el año de la remisión’, y mires malévolamente a tu hermano necesitado para no darle nada. Porque él clamará contra ti al SEÑOR, y será hallado en ti pecado.

10 Sin falta le darás, y no tenga dolor tu corazón por hacerlo, porque por ello te bendecirá el SEÑOR tu Dios en todas tus obras y en todo lo que emprenda tu mano.

11 Porque no faltarán necesitados en medio de la tierra; por eso, yo te mando diciendo: Abrirás tu mano ampliamente a tu hermano, al que es pobre y al que es necesitado en tu tierra.

12 “Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá seis años, y al séptimo lo dejarás ir libre de ti.

13 Cuando lo dejes ir libre, no lo dejarás ir con las manos vacías.

14 Le proveerás generosamente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar. Le darás de aquello con que el SEÑOR tu Dios te haya bendecido.

15 Te acordarás de que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te rescató. Por eso, yo te mando esto hoy.

16 Pero sucederá que si él te dice: ‘No quiero apartarme de ti’, porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo,

17 entonces tomarás una lezna, le perforarás una oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre. Igual trato darás a tu sierva.

18 No te parezca duro cuando lo dejes ir libre, porque por la mitad del salario de un jornalero te ha servido durante seis años. Así el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todo cuanto hagas.

19 “Consagrarás al SEÑOR tu Dios todo primer animal macho que nazca de tus vacas y de tus ovejas. No trabajarás con la primera cría de tus vacas ni esquilarás a la primera cría de tus ovejas.

20 Delante del SEÑOR tu Dios los comerás cada año, tú y tu familia, en el lugar que el SEÑOR haya escogido.

21 Pero si hay algún defecto en él, si es cojo o ciego, o tiene cualquier otra falta, no lo sacrificarás al SEÑOR tu Dios.

22 Lo comerás en tus ciudades; podrá comer de él tanto el que está impuro como el que está puro, como si se tratara de una gacela o de un venado.

23 Solo que no comerás su sangre; la derramarás sobre la tierra como agua.

Aquí tenemos provisiones para el alivio de los pobres y los menos afortunados a intervalos regulares. El gran ideal se revela en las palabras: "No habrá pobre contigo". Sin embargo, esto sólo fue posible como enseñó Moisés: "Si tan sólo escuchaste con diligencia la voz de Jehová tu Dios ..."

A este respecto, se les encargó que dispusieran la liberación del deudor cada siete años. En toda la vida social vendrán tiempos de adversidad, pero si se observa esta disposición benévola, nunca habrá una pobreza absolutamente desesperada.

Considerando que Moisés había dicho que en el cumplimiento de ciertas condiciones no habría pobres, él siguió con, "Si hay contigo un pobre ..."; y, más tarde, afirmó: "Los pobres no cesarán jamás de la tierra".

Por lo tanto, se debe cuidar de ellos y el hecho de esta disposición de un año de libertad no debe ser una excusa para no brindar ayuda inmediata a quienes la necesitan. Les encargó solemnemente que obedecieran el mandamiento que pedía la consagración de los primeros frutos de las vacas y rebaños al Señor.

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