La profecía sobre Tiro terminó con un mensaje para su príncipe y un lamento para su rey. Debe establecerse una distinción entre estos dos. Evidentemente, el príncipe era el entonces rey reinante, Ithobal. Se ha sentido una gran dificultad con respecto a la notable descripción del rey que sigue. Es muy probable que, desde la altura de su visión inspirada, el profeta viera detrás del príncipe reinante la terrible personalidad de Satanás, cuyo instrumento era Ithobal.

Todo el lenguaje usado en referencia al rey encaja perfectamente con esta interpretación del significado del profeta. Ezequiel declaró que el pecado del príncipe era el orgullo de corazón, expresándose finalmente en que se consideraba un dios y se jactaba en consecuencia. Que era una persona notable se revela en la declaración de Ezequiel de que era más sabio que Daniel. Con esta sabiduría había logrado los éxitos ya descritos, y gracias a ella su corazón se enalteció. Su juicio sería que mediante la humillación y la destrucción, incluso hasta el abismo, aprendería que era un "hombre y no Dios".

Entonces el profeta comenzó a lamentarse por el rey de Tiro, de quien declaró que selló la suma, lleno de sabiduría y perfecto en belleza. Describió su nombramiento original por Dios en un lenguaje poético lleno de sugerencia. Luego declaró que su pecado comenzó el día en que se halló injusticia en él, y la violencia se convirtió en su método. A causa de esta injusticia fue arrojado del monte de Dios. Debido a su orgullo, fue abatido en presencia de reyes. Por la multitud de sus iniquidades lo devoró un fuego, y fue reducido a cenizas.

En este pasaje tenemos el mensaje del profeta a Satanás y un breve paréntesis en el que declaró la restauración final de Israel. Satanás estaría involucrado en el derrocamiento de Tiro, y en medio de ella Jehová sería glorificado. Todo esto fue para que no hubiera más "zarzas *" en la casa de Israel.

Esta declaración final llevó al profeta a pronunciar las breves palabras sobre la restauración final de Israel. Declaró en el nombre de Jehová que los esparcidos serían reunidos y apartados en medio de las naciones, morando seguros allí, y que para que el pueblo supiera que Jehová era su Dios.

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