Jeremias 19:1-15

1 Así ha dicho el SEÑOR: “Ve y compra del alfarero una vasija de barro. Lleva contigoa ancianos del pueblo y ancianos de los sacerdotes.

2 Saldrás al valle de Ben-hinom que está a la entrada de la puerta de los Tiestos, y allí proclamarás las palabras que yo te hable.

3 Dirás: ‘Oigan la palabra del SEÑOR, oh reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo un mal tan grande sobre este lugar, que a quien lo oiga le retiñirán los oídos.

4 Porque me han abandonado, han hecho de este lugar algo extraño, y en él han quemado incienso a otros dioses que no conocieron ellos ni sus padres ni los reyes de Judá. Han llenado este lugar con sangre de inocentes.

5 Han edificado lugares altos a Baal para quemar en el fuego a sus hijos en holocausto a Baal; cosa que no les mandé ni hablé ni me vino a la mente.

6 Por tanto, dice el SEÑOR, he aquí que vendrán días cuando este lugar no se llamará más Tófet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza.

7 En este lugar anularé el consejo de Judá y de Jerusalén. Los haré caer a espada delante de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida. Daré sus cadáveres por comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra.

8 Convertiré a esta ciudad en horror y rechifla: Todo el que pase por ella quedará horrorizado y silbará por causa de todas sus plagas.

9 Los haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas. En el asedio y en la angustia con que los angustiarán sus enemigos y los que buscan sus vidas, cada uno comerá la carne de su prójimo’.

10 “Luego quebrarás la vasija ante los ojos de los hombres que vayan contigo,

11 y les dirás que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra un vaso de barro que no se puede volver a restaurar. En el Tófet serán sepultados, porque no habrá otro lugar para sepultar.

12 Así haré a este lugar y a sus habitantes, dice el SEÑOR, para convertir esta ciudad como al Tófet.

13 Las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá serán inmundas como el lugar del Tófet, todas las casas sobre cuyos terrados quemaron incienso a todo el ejército del cielo y derramaron libaciones a otros dioses’ ”.

14 Jeremías regresó del Tófet, a donde el SEÑOR lo había enviado para profetizar. Luego se puso de pie en el atrio de la casa del SEÑOR y dijo a todo el pueblo:

15 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: ‘He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus aldeas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no escuchar mis palabras’ ”.

Jeremías recibió ahora el encargo de ir al valle del hijo de Hinón, llevando consigo una vasija de alfarero. Su mensaje allí fue de juicio. Debido a que el pueblo había abandonado a Jehová y había puesto en pie las abominaciones más espantosas, incluso para quemar a sus propios hijos en el fuego, por tanto, se determinó el juicio contra ellos.

Jeremías recibió la orden de enfatizar esta declaración de juicio rompiendo el vaso a la vista del pueblo y declarando que de la misma manera Jehová quebraría al pueblo y a la ciudad. Al regresar de Tofet, habiendo obedecido este mandamiento, se paró en el patio de la casa del Señor y repitió la declaración del juicio venidero.

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