El primer movimiento de este capítulo completa el tema de la ofrenda por la culpa en su aplicación a otros hombres. Sin embargo, observe atentamente que tal transgresión también es transgresión contra el Señor: "Si alguno peca, y comete una transgresión contra Jehová, y trata falsamente a su prójimo ..." Se dan cinco ilustraciones cuyo examen mostrará que el mal subyacente en cada caso es la violación de la verdad.

Habiendo sido revelada la provisión divina para la adoración en las ofrendas, ahora se dieron instrucciones sobre el método de la ofrenda, que revelará la verdadera actitud del adorador. En el holocausto, se encargó al sacerdote que observara un triple cuidado. Debe vestirse con sus ropas de lino puro, debe emplear las cenizas que significan el sacrificio expiatorio y debe proteger el fuego santo, que es el elemento por el cual la ofrenda pasa del dador a Dios.

En relación con la ofrenda de harina, hay que señalar cuatro puntos: la ausencia de levadura, la acción del fuego, la retención de una porción para los sacerdotes y, finalmente, la perpetuidad de la ofrenda. Como indicando la completa devoción de los sacerdotes, toda su ofrenda de comida debía ser consumida, ninguna parte quedaba retenida para ellos.

La ley de la ofrenda por el pecado disponía que se matara en lugar del holocausto. En esta ofrenda, el único cuidado supremo del adorador debía ser el reconocimiento del hecho de que era una cosa santísima, ninguna parte de la cual debía ser contaminada. Además, la porción de la ofrenda dedicada al propósito de sustento debe comerse en el Lugar Santo. Así se revela claramente la importancia suprema del método expiatorio.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad