Salmo 2:1-12

1 ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos traman cosas vanas?

2 Se presentan los reyes de la tierra, y los gobernantes consultan unidos contra el SEÑOR y su ungido, diciendo:

3 “¡Rompamos sus ataduras! ¡Echemos de nosotros sus cuerdas!”.

4 El que habita en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.

5 Entonces les hablará en su ira y los turbará en su furor:

6 “¡Yo he instalado a mi rey en Sion, mi monte santo!”.

7 Yo declararé el decreto: el SEÑOR me ha dicho: “Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.

8 Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra.

9 Tú los quebrantarás con vara de hierro; como a vasija de alfarero los desmenuzarás”.

10 Y ahora, oh reyes, sean sabios; acepten la corrección, oh gobernantes de la tierra.

11 Sirvan al SEÑOR con temor y alégrense con temblor.

12 Besen al hijo, no sea que se enoje y pierdan el camino; pues se enciende de pronto su ira. ¡Bienaventurados todos los que en él se refugian!

Este es el salmo del Rey de Jehová. Es imposible arreglar el evento para el que fue escrito y al que se refirió por primera vez. La aplicación más amplia está perfectamente patente. Cualquiera que sea el rey que se aplicaron las palabras por primera vez, el cantante estaba buscando al Rey ideal, y su canción se ha cumplido en Cristo. Es muy interesante notar cómo este salmo está entretejido con el pensamiento del Nuevo Testamento. Para estudiarlo con detenimiento, debemos, en primer lugar, descubrir los hablantes en cada caso.

El salmista comienza con una descripción de las naciones que se oponen a Jehová y Su Rey. Esto se da en forma de pregunta por qué están en tal actitud. Luego procede a declarar el desprecio del Señor por ellos, y en el verso 2: 6 Jehová es el Portavoz, anunciando que, a pesar de toda su oposición, ha designado a Su Rey. La siguiente sección ( Salmo 2:7 ) nos da las palabras del Rey ungido, quien declara el decreto de Su reinado.

El Hijo de Jehová debe recibir dominio de Su Padre y ejercerlo para subyugar a todas estas fuerzas opuestas. Se indica el orden del procedimiento, "herencia", "posesión", "administración". El salmo termina con un llamamiento a los reyes y jueces para que muestren su sabiduría sometiéndose al Rey de Jehová.

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