Ahora, pues, de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscada en el campo.”

Abimelec vendría esa noche después de la puesta del sol, trayendo a los hombres que estaban con él, y debían permanecer escondidos en el campo y en las colinas fuera de la ciudad. Nadie los estaría esperando, y los hombres de la ciudad se estarían recuperando de la resaca.

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