Ezequiel 18. El principio de retribución. Desde muchos puntos de vista, la inminente fatalidad se ha justificado abundantemente. Pero, ¿sobre quién caerá? sobre los inocentes y culpables por igual? Este capítulo proclama que solo caerá sobre aquellos a quienes alcance en un estado de pecado, y que, por lo tanto, puede evitarse volviéndose arrepentido a Dios. Dios es misericordioso además de justo, y el hombre es libre de volverse, no está atado ni por su ascendencia ni por su propio pasado.

El capítulo es una expresión extrema de individualismo, al criticar que hay que recordar ( a ) que es una afirmación pionera, y ( b ) que está dirigido a hombres que se imaginan irremediablemente implicados en las penas en que incurre el pecados de generaciones anteriores.

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