Dios es poderoso, pero no desprecia a nadie. Él destruye a los impíos, pero cuida a los justos, exaltándolos a la honra. Si los aflige, es para hacerles comprender su pecado. Por eso Dios los instruye y les enseña a arrepentirse. Si se arrepienten prosperarán, pero si no, la destrucción es su porción.

En Job 36:5 b lee Él es poderoso en fuerza y ​​entendimiento (Ley). En Job 36:7 lee su vista con LXX en lugar de sus ojos.

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