Eclesiastés 3:12

Incluso en los días de su vanidad, Salomón vio que habría más felicidad si hubiera menos anhelo. ¿No son innumerables los casos en los que, a todos los efectos del disfrute, el trabajo se pierde debido al constante deseo de adquirir más, o debido a un extraño olvido de su propia felicidad por parte del poseedor predilecto?

I. Una gran fuente de nuestra prevalencia de tristeza es nuestra inadvertencia. Necesitamos meditar sobre nuestra felicidad humana. Para nuestra meditación, diaria, cada hora, para toda la vida, la principal misericordia de Dios es la generosidad de un amor sin precedentes que no es la distinción envidiada de algún mundo lejano, sino que es un regalo de Dios indescriptible para ti, para mí.

II. Otra fuente de depresión es la desconfianza. Alegrémonos en el presente y confiemos en el futuro. Oremos y luchemos hasta que nuestro estado de ánimo esté más al unísono con la bondad del Señor; y en cada providencia misericordiosa y en cada misericordia espiritual otorgada a nosotros mismos oa otros seres queridos, reconozcamos la bondad misericordiosa del Señor, y reconozcamos lo que reconocemos.

J. Hamilton, The Royal Preacher, pág. 206.

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