Isaías 45:21

I. "Un Dios justo y un Salvador". La gran verdad es manifiestamente que hay en Dios una armonía eterna entre el justo y el misericordioso. Él es justo, no en oposición a la salvación, sino porque es un Salvador. Él es un Salvador, no en oposición a la justicia, sino porque es la justicia que busca salvar. Preguntémonos: ¿Qué es la justicia de Dios y cuál es Su salvación? (1) La justicia de Dios no es simplemente la imposición de un castigo; La salvación de Dios no es simplemente la liberación del castigo.

La justicia en Dios es algo mucho más grandioso que el mero ejercicio de la retribución; es el amor de la verdad eterna, la pureza, la justicia; y las penas de la falsedad, la impureza y la injusticia son los destellos de esa santa ira que se basa en su amor por lo justo, lo puro y lo verdadero. La salvación de Dios es una liberación del castigo; es una salvación de las miserias del pecado y de las agonías infligidas al alma por el remordimiento de la conciencia.

Pero también es la liberación del mal, la salvación de los crueles deseos del mal; de la esclavitud de pasiones impías que crecen en la vida gigante de la eternidad; de la profunda degradación y el horrible egoísmo del pecado. (2) La ley, la revelación de la justicia, vino para llevar a los hombres a Dios el Salvador. Para salvar a los hombres del mal se requieren dos cosas: (i) el sentido de inmortalidad; (ii) el sentido del pecado como un poder en la vida. Estos despierta la ley. (3) Cristo, la revelación de Dios el Salvador, vino a glorificar a Dios el Justo.

II. Inferimos dos lecciones de esta gran verdad. (1) La necesidad del esfuerzo cristiano. (2) La base de la confianza cristiana.

EL Hull, Sermones, primera serie, pág. 131.

Referencias: Isaías 45:22 . Spurgeon, Mis notas del sermón: Eclesiastés a Malaquías, pág. 234; Ibíd., Sermones, vol. ii., núm. 60; Revista del clérigo, vol. ii., pág. 277; JA Spurgeon, Penny Pulpit, Nº 351; JE Vaux, Sermon Notes, tercera serie, pág. 40; G. Brooks, Outlines of Sermons, pág.

116; MG Pearse, Christian World Pulpit, vol. xxxii., No. 372. Isaías 46:4 . Spurgeon, Mis notas del sermón: Eclesiastés a Malaquías, pág. 237; Ibíd., Sermones, vol. ii., No. 81.

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