Isaías 55:7

I. Mira, primero, al Consejero. (1) El que habla al impío y al inicuo, es el que hizo todas las cosas. El Padre de los impíos está aquí hablando a los impíos. (2) El que habla conoce a todo impío e injusto. (3) El que habla odia el mal. (4) El que habla tiene poder para destruir a los malvados en el infierno. (5) Es el Dios redentor quien aquí se dirige al hombre inicuo.

II. En segundo lugar, mire su consejo. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuelva. El consejo requiere (1) autoinspección; (2) la admisión de la verdad en cuanto al carácter del camino y en cuanto a la naturaleza de los pensamientos; (3) la resistencia de una inclinación a seguir adelante; (4) sumisión a la convicción de que el camino es malo, y el abandono de todo propósito injusto, con una desviación real del camino de la transgresión abierta y real; (5) apelar a la misericordia de Dios y pedir ayuda y reconciliación.

III. El aconsejado. El impío y el injusto. Dios ha señalado particularmente tres clases: (1) los sedientos; (2) los empobrecidos; (3) los decepcionados.

IV. La promesa. "Él perdonará abundantemente". (1) La promesa es condicional, pero segura. (2) La promesa se hace a los personajes. Hay, por tanto, una indefinición que bien puede animarnos. Puedo dirigir estas palabras a todo malvado, sin importar en qué consista su maldad; ya todo hombre inicuo, no importa cuáles sean sus malos propósitos.

S. Martin, el púlpito de la capilla de Westminster, segunda serie, n. ° 16.

Referencias: Isaías 55:7 . Preacher's Monthly, vol. v., pág. 40; Spurgeon, Mis notas del sermón: Eclesiastés a Malaquías, págs. 256, 259; Ibíd., Sermones, vol. xx., nº 1195; G. Brooks, Outlines of Sermons, pág. 141; DL Moody, Christian World Pulpit, vol. xx., pág. 341. Isaías 55:8 . Revista del clérigo, vol. xii., pág. 23; WM Taylor, Esquemas del Antiguo Testamento, pág. 231.

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