Juan 21:21

Es el lenguaje de la indagación devota. Un amigo está investigando el futuro de un amigo. A esta investigación no establece más límites que uno, y esto está implícito más que expresado. Se da a entender que el amigo debe ser un siervo de Jesucristo. A Pedro se le acaba de mostrar, como en un espejo, el esquema de su propio futuro, y él plantea la pregunta natural a un compañero, a quien tal vez siente más grande que él: "Señor, ¿y qué hará este hombre?"

I. Cuando le pregunte por su amigo, "¿Qué hará este hombre?" cuando tu corazón viaja con él sobre las cumbres de la fama, hasta que lo pierdes de vista en la niebla y en la distancia; cuando, en la plenitud del afecto de un compañero, te esfuerzas por ayudarlo con tus oraciones; luego codicia para él fervientemente los mejores, los dones sobrenaturales. Ore para que nunca pierda su amor por los pobres y simples, nunca relaje el fervor de sus oraciones, nunca sueñe, o, si no puede evitar por completo el sueño, al menos nunca lo confunda con certezas despiertas de que el sentido común o la filosofía moral, o la metafísica ha pronunciado la última palabra sobre los misterios del Calvario, o el poder de la Resurrección.

II. "Señor, ¿qué hará este hombre?" Lleve este pensamiento con usted hasta que se convierta en una regla, un estándar, mediante el cual mida el éxito. Aplíquelo a los demás, aplíquelo a ustedes mismos. Al elegir la carrera de su vida, ¿será usted mundano, incluso en sus concepciones del bien? ¿Pesarás todo de antemano menos Dios? ¿O tu visión de lo que un hombre, de un amigo, de lo que hará tu propia vida, incluirá como ingrediente necesario el servicio del Señor Jesucristo? ¿Será Su mente tu mente, Sus causas tus causas? Hacemos la pregunta; el futuro esconde la respuesta.

HM Butler, Oxford y Cambridge Journal, 22 de enero de 1880.

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