Jueces 7:7

I. Considere al hombre a quien vino el ángel. Sus pensamientos habían estado ocupados con Dios antes de que Dios viniera a él. Fue un hombre que meditó mucho sobre las promesas y las historias de la gracia y el amor de Dios. El Señor siempre viene a aquellos cuyos corazones lo están esperando.

II. Para entender Jueces 7:2 debemos recordar que la victoria iba a ser una victoria de la fe. La batalla debía ganarse contra un número abrumador. El Señor necesitaba hombres en quienes el espíritu dominara, que pudieran mantener a la carne en un control férreo y habitual. Desmayados por su larga marcha, el gran cuerpo de hombres se arrojó al suelo, olvidados por igual del trabajo y el dolor y de la gloriosa empresa, en la fría corriente que por el momento era un deleite exquisito.

Trescientos hombres se levantaron por encima de la multitud postrada. Se agacharon por un momento y lamieron las pocas gotas necesarias del hueco de sus manos, y luego se apresuraron a seguir su camino. El ojo de Dios los marcó. "Aparta a estos hombres; estos trescientos son lo suficientemente fuertes para el estrés de la batalla, y lo suficientemente grandes para llevar los honores de la victoria".

III. Las lecciones de la narración son las siguientes: (1) Son los pequeños asuntos los que nos revelan, las pequeñas ocasiones. Es fácil captar la emoción de la batalla. Observa al combatiente en casa y verás al hombre. (2) Hay Uno mirándonos cuando estamos más inconscientes, dibujando silenciosamente augurios de carácter y pronosticando el destino. (3) Mantén tu rodilla solo para Dios.

Estos hombres doblaron la rodilla ante el bien sensual. Arrodíllate ante Dios y te curará de todos los demás arrodillados.

J. Baldwin Brown, The Sunday Afternoon, pág. 202.

Referencias: Jueces 7:7 . J. Kelly, Pulpit Trees, pág. 222. Jueces 7:9 . Ho7niletic Quarterly, vol. iv., pág. 380. Jueces 7:13 . S. Baring-Gould, Cien bocetos de sermones, pág.

77; JM Neale, Sermones en Sackville College, vol. iii., pág. 372. Jueces 7:13 ; Jueces 7:14 . Revista homilética, vol. xiii., pág. 265; Spurgeon, Sermons, vol. xxxi., núm. 1873.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad