Proverbios 1:1

Al principio, podría parecer que ningún precepto de este tipo, extraído de la experiencia de un estado social muy diferente al nuestro, podría sernos de gran utilidad. Pero mucho de lo que es cierto del hombre en cualquier momento es cierto en todo momento. Los consejos del maestro miran hacia adelante y no hacia atrás. Con pocos cambios en las circunstancias externas, son ciertas incluso ahora. Su verdad interior y sustancial nunca puede volverse obsoleta.

I. (1) El primer gran peligro contra el que se advierte al joven al entrar en la vida es el del robo salvaje y sin ley. Sin embargo, el tentador lleva a los hombres cautivos a la vez por su codicia y su debilidad. (2) Y así también de aquello de lo que hemos llegado a hablar como preeminentemente el pecado de las grandes ciudades, el mal que se extiende y corrompe todas las formas de sociedad civilizada. Por vívida que fuera la imagen de lo que se veía en Jerusalén "en el crepúsculo, al anochecer, en la noche negra y oscura", casi podría parecer fotografiada desde las calles de Londres. (3) Indolencia, autosuficiencia, cobardía, ¿dónde podemos encontrarlos retratados en colores más vivos que aquí?

II. Habiendo visto que los peligros de la vida eran los mismos, podrá reconocer también la identidad de la excelencia presentada a la juventud de Israel y la juventud de la cristiandad por su admiración. Ese ideal es a la vez noble y alcanzable. Se encuentra con hombres en sus hogares y en su trabajo, en el mercado y en la cámara del consejo, y los invita a ser sabios, justos y bendecidos allí.

III. A través de todas las excelencias en el hombre o la mujer corre aquello que es la fuente y la condición de todas ellas, incluso el temor del Señor.

IV. Una vida así, teniendo esta raíz, dando frutos, es noble y honorable en todo momento. La sabiduría del Antiguo Testamento lo presentó como el verdadero modelo al que deben aspirar los hombres. La sabiduría del Nuevo Testamento no lo rechaza. Pero deberíamos detenernos antes de todo el consejo de Dios si nos detuviéramos aquí. La sabiduría manifestada en la carne, el Hijo de Dios, que también era el Hijo del hombre, ha revelado en palabra y acto, por precepto y ejemplo, una altura y una profundidad más allá incluso de esta excelencia.

EH Plumptre, Teología y vida, p. 184.

Referencia: Proverbios 1:2 . R. Wardlaw, Conferencias sobre el libro de Proverbios, vol. i., pág. 10.

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