Proverbios 4:5

El mismo Salomón recibió sabiduría de la inspiración divina. Ahora no se nos puede otorgar ningún suministro sobrenatural de sabiduría. No hay límite para la mejora moral que el Espíritu de Dios puede obrar en nuestros corazones; No se puede decir cuánto más bondadoso, gentil, puro, más verdadero, más humilde, mejor, Él puede hacernos. Pero es un hecho de la más segura experiencia, que ni siquiera el Espíritu Santo les da a muchos de los mejores de nuestra raza el tacto mundano, la astucia y la mentalidad que muchos de los peores heredaron con su nacimiento. No es esa sabiduría que Salomón nos pide que obtengamos, sino algo muy diferente; algo mucho mejor, más duradero y, sin embargo, al alcance de todos.

II. Hay sabiduría mundana y hay sabiduría celestial. El primero no todo el mundo puede tenerlo en alguna medida brillante, y es en vano pedirle a alguien que lo obtenga. El segundo todos pueden tener. Es elegir las cosas de arriba, porque son las mejores y más duraderas. Es dirigirse a uno mismo en la gran batalla del lado de Dios, lo cual haces cada vez que resueltamente haces el bien y te niegas a hacer el mal. Esta mejor sabiduría es del corazón más que de la cabeza.

Se basa más en la elección moral del bien y el derecho, que en el mero discernimiento intelectual de ello, por claro que sea. Es ver con la cabeza lo que es bueno, sí, lo mejor; y luego con todo el corazón eligiendo eso y aferrándose a él.

III. Esta sabiduría es una posesión que puede ser "obtenida", como la llama Salomón; lo obtuvimos, aunque no lo teníamos para empezar, como la mera sabiduría mental nunca podría ser; y es una posesión que puede cultivarse en un sentido en el que los meros dones intelectuales nunca podrían cultivarse. La tercera Persona en la Deidad, el Espíritu Santo y Bendito, en serio y sobrio te ayudará si lo intentas.

AKHB, Towards the Sunset, pág. 45.

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