Salmo 31:16

I. La sonrisa de Dios tiene su causa conmovedora en el corazón infinito de Dios.

II. La sonrisa de Dios proviene de Su corazón y, por tanto, de Su amor y Su bienaventuranza.

III. La sonrisa de Dios es esencial para nosotros y solo ella nos basta. Con la sonrisa del hombre y sin la sonrisa de Dios no hay bienestar ni bienestar. Con la sonrisa de Dios y sin la sonrisa del hombre debe haber prosperidad, y puede haber paz y alegría.

IV. La sonrisa de Dios se echa mucho de menos cuando, habiendo sido encontrada, se pierde. La pérdida de esa sonrisa fue la ocasión de que se escribiera el Salmo que tenemos ante nosotros. Hijo de Dios, discípulo de Jesucristo, afligido, pero consolado, descarriado recuperado, obrero en la viña de Dios, y tú que moras en Jesús, Dios te sonríe. Cada buen regalo, cada obra de gracia, cada trato misericordioso con nosotros, cada prevención de daño hacia nosotros, cada palabra de promesa, es una sonrisa de Dios. Sobre todo, el rostro de Jesús es la sonrisa perfecta e infinita de Dios.

S. Martin, Comfort in Trouble, pág. 58.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad