Ezequiel 44:1-31

1 Luego me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual da al oriente, y estaba cerrada.

2 Entonces el SEÑOR me dijo: “Esta puerta ha de permanecer cerrada. No será abierta ni nadie entrará por ella, porque el SEÑOR Dios de Israel ha entrado por ella. Por eso permanecerá cerrada.

3 Pero el gobernante, porque es gobernante, se sentará allí para comer pan en la presencia del SEÑOR. Entrará por la vía del vestíbulo de la puerta y saldrá por la misma vía”.

4 Luego me llevó por la vía de la puerta del norte, hacia el frente del templo. Entonces miré, y he aquí que la gloria del SEÑOR había llenado la casa del SEÑOR. Caí postrado sobre mi rostro,

5 y el SEÑOR me dijo: “Oh hijo de hombre, fíjate bien; mira con tus ojos y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todos los estatutos de la casa del SEÑOR y sobre todas sus leyes. Fíjate bien en quiénes han de ser admitidos en el templo, y en todos los que han de ser excluidos del santuario.

6 Dirás a los rebeldes, a la casa de Israel, que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘¡Basta ya de todas sus abominaciones, oh casa de Israel!

7 Basta de haber traído extranjeros incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y profanar mi templo, ofreciendo mi pan — el sebo y la sangre — e invalidando mi pacto con todas las abominaciones de ustedes.

8 No han guardado las ordenanzas respecto de mis cosas sagradas, sino que han puesto extranjeros para guardar las ordenanzas de mi santuario a su gusto.

9 Así ha dicho el SEÑOR Dios: Ningún extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, de todos los extranjeros que están entre los hijos de Israel, entrará en mi santuario’.

10 “Los levitas que se alejaron de mí, mientras Israel anduvo errante lejos de mí, y fueron en pos de sus ídolos, cargarán con su castigo

11 y estarán en mi santuario como servidores, encargados de las puertas del templo y sirviendo en el templo. Ellos degollarán el holocausto y el sacrificio por el pueblo, y estarán de pie delante de los sacerdotes para servirles.

12 Debido a que les sirvieron delante de sus ídolos y llegaron a ser un tropiezo de iniquidad para la casa de Israel, por eso he alzado mi mano contra ellos jurando que cargarán con su castigo, dice el SEÑOR Dios.

13 No se acercarán a mí para serme sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas sagradas ni a las muy sagradas, sino que cargarán con su afrenta y con las abominaciones que cometieron.

14 Pero los pondré a cargo de las tareas del templo, en todo su servicio y en todo lo que se ha de hacer allí.

15 “Sin embargo, los sacerdotes levitas, los hijos de Sadoc que cumplieron con mi ordenanza relativa a mi santuario, cuando los hijos de Israel se desviaron de mí, ellos sí se acercarán a mí para servirme y estarán de pie delante de mí para ofrecerme el sebo y la sangre, dice el SEÑOR Dios.

16 Ellos sí entrarán en mi santuario y se acercarán a mi mesa para servirme, y cumplirán con mi ordenanza.

17 “Sucederá que cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán con vestiduras de lino. Cuando sirvan en las puertas del atrio interior y dentro del templo, no se cubrirán con tela de lana.

18 Tendrán turbantes de lino sobre sus cabezas y pantalones de lino sobre sus lomos. No se ceñirán nada que les haga sudar.

19 Cuando salgan al pueblo, al atrio exterior, se quitarán las vestiduras con que habían servido y las dejarán en las cámaras del santuario. Luego se vestirán con otras vestiduras, no sea que con sus vestiduras transmitan santidad al pueblo.

20 “No se raparán sus cabezas ni se dejarán crecer el cabello; solamente lo recortarán.

21 “Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.

22 “No tomarán por esposa una viuda ni una divorciada, sino solo vírgenes de la descendencia de la casa de Israel, o una viuda que sea viuda de un sacerdote.

23 “Enseñarán a mi pueblo a discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo impuro y lo puro.

24 “Ellos estarán para juzgar en los pleitos. Conforme a mis juicios los juzgarán. “Guardarán mis instrucciones y mis estatutos en todas mis festividades, y santificarán mis sábados.

25 “No entrarán donde haya alguna persona muerta, de modo que se contaminen. Pero se les permite contaminarse por causa de padre, madre, hijo, hija, hermano o hermana que no haya tenido marido.

26 Pero después de su purificación le contarán siete días.

27 El día que entre al santuario, al atrio interior, para servir en el santuario, ofrecerá su sacrificio por el pecado, dice el SEÑOR Dios.

28 “Habrá para ellos una heredad: Yo soy su heredad. No les darán posesión en Israel: Yo soy su posesión.

29 Comerán de la ofrenda vegetal, del sacrificio por el pecado y del sacrificio por la culpa. Todo lo que sea dedicado en Israel será para ellos.

30 Para los sacerdotes será lo mejor de todas las primicias de todo y toda ofrenda alzada de todo lo que se ofrezca de todas sus ofrendas. Asimismo, darán a los sacerdotes las primicias de las masas de ustedes, para hacer reposar la bendición en sus casas.

31 “Los sacerdotes no comerán ningún animal que sea encontrado muerto ni que haya sido despedazado por una fiera, tanto de aves como de cuadrúpedos.

Ezequiel 44:5 . Fíjate bien, mira con tus ojos y oye con tus oídos. Todo lo que se ve en esta visión del templo presagia la gloria celestial y, por lo tanto, exigía la más profunda atención. La ley era una sombra de las cosas buenas que vendrían.

REFLEXIONES.

La sustancia de este capítulo es muy similar a los capítulos veintiuno y veintidós del Levítico, bajo los cuales se encontrarán reflexiones adecuadas. Pero aquí es importante notar que la forma en que entró la gloria fue peculiarmente santa. El pueblo no debe entrar por ese camino, no sea que lo ensucie con sus pies; y los sacerdotes, en muchos de sus servicios más sagrados, oficiaban descalzos. El príncipe o el sacerdote solo podían entrar por esa puerta, después de la debida purificación de su persona.

Esto nos recuerda que el Señor Jesús entró en los cielos por un camino nuevo y vivo; y que no podemos seguirlo hasta que primero seamos hechos reyes y sacerdotes para Dios su Padre, a quien sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Los incircuncisos de corazón y los incircuncisos de carne fueron excluidos del templo del Señor. Esto nos muestra que los no regenerados no verán el reino de Dios; en consecuencia, todo el que desee entrar al cielo debe ascender con los pasos regulares del arrepentimiento, la fe y la santidad. Ésta es la única manera en que los hombres pecadores pueden acercarse al Dios santo; y sin santidad nadie verá al Señor.

Los diversos preceptos que se refieren a las purificaciones y la vestimenta de los sacerdotes, impresionan notablemente nuestras mentes con la gran santidad que Dios concede al ministerio. Los cuerpos de los ministros deben conservarse en santificación y en honor. El que hace la obra y da la palabra de Dios, debe vivir habitualmente como servidor y amigo de Dios. Nada en su persona, en su comida, en su vestimenta o en su conducta, debe rebelar a los fieles contra la palabra y las ordenanzas del Señor.

Por el contrario, todo lo relacionado con el sacerdote debe ser atractivo y calculado para recomendar la religión mediante una nube de virtudes y cualidades atractivas. Si la religión no hace a los ministros santos y felices, ¿qué esperanza puede quedar para el pueblo?

La prohibición de los sacerdotes de contaminarse a sí mismos por la muerte de su sobrino, sobrina, primo o amigo, marca también la gran importancia del ministerio. El servicio y la gloria de Dios no deben descuidarse por las bajas de la vida; la salvación y el consuelo de los santos, y la salvación de las almas de la muerte, son más importantes que las preocupaciones domésticas en su crisis más grave. Que Dios sea engrandecido en su casa, que los intereses de la religión sean exaltados y que los asuntos seculares se pospongan a las horas de ocio y retiro doméstico.

¿Qué, entonces, dirá el Señor a aquellos ministros que descuidan tanto sus estudios como los deberes más sagrados de su profesión, para asistir a las recreaciones profanas de la vida? ¡Cómo aparecerán entre los pastores y los más pobres del rebaño, cuando se hayan resentido de manera peculiar por la vida y los modales de los caballeros consumados!

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