Levítico 26:1-46

1 “No se harán ídolos, ni imágenes, ni se levantarán piedras rituales, ni pondrán en su tierra piedras esculpidas para postrarse ante ellas; porque yo soy el SEÑOR, su Dios.

2 “Guardarán mis sábados y tendrán en reverencia mi santuario. Yo, el SEÑOR.

3 “Si andan según mis estatutos y guardan mis mandamientos, poniéndolos por obra,

4 les mandaré la lluvia a su tiempo. La tierra dará sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.

5 Su trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siembra. Comerán su pan hasta saciarse y habitarán seguros en su tierra.

6 Daré paz en la tierra; dormirán, y no habrá quien los espante. Haré desaparecer las fieras dañinas de su tierra, y la espada no pasará por su país.

7 Perseguirán a sus enemigos, quienes caerán a espada delante de ustedes.

8 Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes a diez mil; sus enemigos caerán a espada ante ustedes.

9 Me volveré hacia ustedes, los haré fecundos y los multiplicaré; y confirmaré mi pacto con ustedes.

10 Comerán de la cosecha añeja y solo sacarán la añeja para meter la nueva.

11 “Yo pondré mi morada entre ustedes, y mi alma no los abominará.

12 Andaré entre ustedes y seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo.

13 Yo, el SEÑOR su Dios que los saqué de la tierra de Egipto para que no fueran sus esclavos. Yo rompí las coyundas de su yugo, y los he hecho andar con la cabeza erguida.

14 “Pero si no me escuchan y no ponen por obra todos estos mandamientos,

15 y si rechazan mis estatutos y el alma de ustedes menosprecia mis decretos, no poniendo por obra todos mis mandamientos e invalidando mi pacto,

16 entonces yo también haré con ustedes esto: Decretaré contra ustedes terror, tisis y fiebre que consuman los ojos y dejen exhausta el alma. Sembrarán en vano su semilla, porque sus enemigos se la comerán.

17 “Yo pondré mi rostro contra ustedes, y serán derrotados ante sus enemigos. Los que los aborrecen se enseñorearán de ustedes, y huirán sin que nadie los persiga.

18 Si aun con estas cosas no me obedecen, volveré a castigarlos siete veces más por sus pecados.

19 “Quebrantaré la soberbia de su poderío y haré que su cielo sea como hierro y que su tierra sea como bronce.

20 Su fuerza se agotará en vano; pues su tierra no dará su producto ni el árbol de la tierra dará su fruto.

21 Y si continúan siéndome hostiles y no me quieren obedecer, yo aumentaré la plaga sobre ustedes siete veces más, según sus pecados.

22 “Enviaré contra ustedes animales del campo que los privarán de sus hijos, destruirán su ganado, y los reducirán en número, de tal manera que sus caminos queden desiertos.

23 Si con estas cosas no se corrigen ante mí, sino que continúan siéndome hostiles,

24 yo mismo procederé también contra ustedes con hostilidad y los azotaré siete veces más por sus pecados.

25 “Traeré sobre ustedes la espada vengadora, en vindicación del pacto. Y si se refugian en sus ciudades, yo enviaré la peste entre ustedes, y serán entregados en mano del enemigo.

26 Cuando yo les corte el sustento de pan, diez mujeres cocerán su pan en un solo horno, y les darán el pan tan racionado que comerán pero no se saciarán.

27 Si a pesar de esto no me obedecen, sino que continúan siéndome hostiles,

28 procederé contra ustedes con ira hostil y los castigaré siete veces más por sus pecados.

29 “Comerán la carne de sus hijos; también la carne de sus hijas comerán.

30 Destruiré sus lugares altos, derribaré sus altares donde ofrecen incienso, amontonaré sus cuerpos inertes sobre los cuerpos inertes de sus ídolos, y mi alma los abominará.

31 Convertiré sus ciudades en ruinas, dejaré asolados sus santuarios y no aceptaré el grato olor de su incienso.

32 También asolaré la tierra, de manera que se asombrarán de ella sus enemigos que la habiten.

33 “A ustedes los esparciré entre las naciones. Desenvainaré la espada en pos de ustedes, y la tierra de ustedes será asolada y sus ciudades convertidas en ruinas.

34 Entonces la tierra disfrutará de su reposo durante todos los días de su desolación, mientras ustedes estén en la tierra de sus enemigos. ¡Entonces la tierra descansará y disfrutará de su reposo!

35 Todo el tiempo que esté asolada disfrutará del reposo que no disfrutó mientras ustedes disfrutaban de su reposo cuando habitaban en ella.

36 “En los corazones de los que queden de ustedes, infundiré tal cobardía en la tierra de sus enemigos que el ruido de una hoja sacudida los ahuyentará. Y huirán como quien huye de la espada y caerán sin que nadie los persiga.

37 Tropezarán los unos con los otros, como si huyeran de la espada, aunque nadie los persiga. No podrán resistir ante sus enemigos.

38 Perecerán entre las naciones, y la tierra de sus enemigos los consumirá.

39 Los que queden de ustedes se pudrirán a causa de su iniquidad, en la tierra de sus enemigos. También a causa de la iniquidad de sus padres, se pudrirán juntamente con ellos.

40 “Si ellos confiesan su iniquidad y la iniquidad de sus padres, por la infidelidad que cometieron contra mí, y también por la hostilidad con que me han resistido

41 (pues yo también habré actuado con hostilidad contra ellos y los habré metido en la tierra de sus enemigos); si entonces se doblega su corazón incircunciso y reciben el castigo de su iniquidad,

42 yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y me acordaré de mi pacto con Isaac y de mi pacto con Abraham; y me acordaré de la tierra.

43 Pero la tierra quedará abandonada por ellos y disfrutará su reposo estando desolada en ausencia de ellos. Mientras tanto, ellos recibirán el castigo de su iniquidad, porque menospreciaron mis decretos y porque su alma detestó mis estatutos.

44 “Aun con todo esto, estando ellos en la tierra de sus enemigos, yo no los rechazaré ni los detestaré hasta consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo, el SEÑOR, soy su Dios.

45 Pero a favor de ellos me acordaré del pacto con sus antepasados, a quienes saqué de la tierra de Egipto a la vista de las naciones, para ser su Dios. Yo, el SEÑOR”.

46 Estas son las leyes, los decretos y las instrucciones que el SEÑOR estableció entre él y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por medio de Moisés.

Levítico 26:1 . Tampoco colocó ninguna imagen de piedra, ninguna piedra grande y vistosa. Los druidas solían traer o hacer rodar grandes piedras desde lejos, como en Stone-henge, en Shap en Westmoreland; en Stanton Drew, cerca de Bristol; y en Abury, Wilts. Se trataba de templos antiguos, a los que se llegaba mediante caminatas serpenteantes, y asientos de idolatría de origen sabio.

Levítico 26:8 . Diez mil, o una multitud, huirán. Esto fue hecho por Gideon; también por Jonatán y su escudero. 1 Samuel 14 1 Samuel 14 .

Levítico 26:18 . Siete veces. Esta frase, que se usa con frecuencia en las Escrituras, significa la visita de la carga de culpa acumulada durante mucho tiempo sobre un pueblo endurecido.

Levítico 26:22 . Las fieras te robarán a tus hijos. La LXX ha omitido a los niños, probablemente porque entendieron que estaban incluidos en la destrucción de la gente y el ganado. Aunque su comisión sea especial aquí; sin embargo, existen causas físicas para las irrupciones de las bestias salvajes. El frío empuja al lobo de la región norte en busca de comida, y la sed en los veranos secos atrae al león al río.

Levítico 26:29 . Come la carne de tus hijos. Esta calamidad les sobrevino cuando Ben-adad sitió Samaria, 2 Reyes 6 ; cuando los babilonios sitiaron Jerusalén, Lamentaciones 4:10 ; y cuando los romanos también la sitiaron, como lo relata muy lamentablemente Josefo.

REFLEXIONES.

De una multitud de pasajes parece evidente que el pacto hebreo tenía sus condiciones estipuladas; y esa obediencia fue impuesta por motivos santificadores de recompensas y castigos. Así dice el Señor por medio de Isaías: Si queréis y obedecéis, comeréis del bien de la tierra; pero si rehusáis y os rebeláis, seréis devorados por la espada. Siendo el nuevo pacto en esencia el mismo que el antiguo, Dios todavía se dirige al mundo cristiano mediante apelaciones similares.

Las bendiciones de este pacto fueron las mayores riquezas de la cosecha y la vendimia; protección contra la espada y las fieras; el aumento de hijos y la presencia constante de la gloria divina. Los santos profetas han mejorado abundantemente esas bendiciones temporales para esbozar las más gloriosas bendiciones del evangelio. Todo el que tiene sed, venid a las aguas, y el que no tiene dinero; Venid, comprad vino y leche, sin dinero y sin precio. Isaías 55 ; Mateo 22 .

Los castigos denunciados contra la apostasía son del tipo más espantoso; pero no más espantoso de lo que en realidad se infligió. Que los pecadores lean y aprendan. Que contemplen a Dios levantándose para vengar la disputa de su pacto; la guerra, la pestilencia y el hambre, ruedan como tempestades furiosas ante el ceño fruncido de su rostro. ¿Esperan los malvados escapar? ¿Abogan por un sistema de misericordia que no se conoce en ninguna parte de los escritos sagrados? ¿Cuándo, preguntaría yo, abandonó Israel al Señor y quedó impune? ¿Cuándo ha querido recompensar al malhechor según su obra?

Tenemos a continuación una predicción muy llamativa y luminosa del cautiverio babilónico. Cuán contundente es el lenguaje de la retribución en estas palabras: "Para que la tierra disfrute de sus sábados". Pero si Israel, se puede objetar, fuera llevado a Babilonia, ¿no entrarían las naciones vecinas y poseerían sus tierras? Aquí la providencia ha guardado el crédito de la profecía; porque todas las naciones vecinas fueron al mismo tiempo tan disminuidas por los ejércitos de Caldea, que eran muy pocas en número. Isaías 40:6 .

Las promesas de restauración, en caso de humillación por su pecado, no son menos notables que las amenazas del castigo. Cuán bueno, cuán bueno y misericordioso es el Señor, no dejar a un pueblo afligido sin una palabra de esperanza y aliento; y cuán valiosa debe ser esa palabra para un pueblo afligido. Es la Carta Magna del cielo, concedida de buen grado para nuestro aliento y apoyo en el día de la adversidad. Por tanto, deberíamos regocijarnos más en la palabra de Dios que aquellos que encuentran un gran tesoro.

Si estas son las elevadas condiciones del pacto, los caminos del Señor con el hombre; aprendamos a permanecer en sus preceptos y reverenciar sus palabras. ¡Oh, cuán infinitamente mejor evitar la apostasía, que apenas escapar del infierno mediante un arrepentimiento diferido; o tal vez caer en el hoyo y no volver a levantarse. Señor, guárdanos de caer, y no se desanime el arrepentido; porque como es tu majestad, así es tu misericordia.

Continúa después de la publicidad