Siete años - No es extraño que esta obra tomara tanto tiempo: porque, El templo propiamente dicho, era en cantidad la menor parte de él, habiendo muchísimos y grandes edificios sobre el suelo en los varios patios, (por aunque sólo se mencione la corte de los sacerdotes, sin embargo, se da a entender que lo mismo se hizo proporcionalmente en los otros) y bajo tierra. El gran arte que se usó aquí, y el pequeño número de artistas exquisitos, requirieron más tiempo para hacerlo.

Y si la construcción del templo de Diana empleó a toda Asia durante doscientos años; y la construcción de una pirámide empleó a trescientos sesenta mil hombres, durante veinte años juntos; ambas cosas, afirma Plinio: ningún hombre razonable puede extrañarse de que este templo haya tardado siete años en construirse. Ahora veamos qué tipifica este templo. Cristo mismo es el verdadero templo. Él mismo habló del templo de su cuerpo, y en él habitaba toda la plenitud de la divinidad.

En él se encuentra todo el Israel de Dios, y por él tiene acceso con confianza a Dios. Cada creyente es un templo viviente, en quien mora el espíritu de Dios. Somos maravillosamente hechos por la Divina Providencia, pero más maravillosamente renovados por la Divina gracia. Y así como el templo de Salomón fue edificado sobre una roca, así también nosotros sobre Cristo. La iglesia es un templo místico, enriquecido y embellecido, no con oro y piedras preciosas, sino con los dones y las gracias del espíritu.

Los ángeles son espíritus ministradores, que asisten a la iglesia y a todos los miembros de ella en todos los lados. El cielo es el templo eterno. Allí la iglesia será fija y ya no podrá moverse. Los querubines allí siempre asisten al trono de gloria. En el templo no había ruido de hachas ni de martillos: todo está tranquilo y sereno en el cielo. Todo lo que habrá de ser piedras en ese edificio, debe ser instalado aquí y preparado para él; debe ser tallado y encuadrado por la gracia divina, y así hecho apto para un lugar en ese templo.

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