¿De qué provecho? En vista de que todos los acontecimientos están fuera del poder del hombre, y ningún hombre puede hacer o disfrutar de nada a su gusto, sino sólo cuando Dios quiere, como se ha demostrado en muchos detalles, y es tan cierto y cierto en todos los demás, de ahí se sigue que todos los trabajos de los hombres, sin la bendición de Dios, son inútiles y absolutamente insuficientes para hacerlos felices.

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